Desde 1984, la calle Acevedo, entre Córdoba y Santa Fe, se llama Armenia en honor a la colectividad que masivamente se instaló en Buenos Aires hace alrededor de un siglo.
Sobre ella hoy se encuentran varias instituciones y comercios de la comunidad que están celebrando el 30° aniversario.
En el marco del aniversario número 30 de la independencia de Armenia, un país marcado por el genocidio, la guerra, la diáspora y la resistencia por preservar su identidad ante el mundo, integrantes de la comunidad que vive en Buenos Aires dialogan sobre sus costumbres.
El presidente del Centro Armenio de la Argentina en Buenos Aires, Carlos Manoukian, una de las instituciones más importantes que nuclea a la comunidad en el país habló sobre la independencia del país “Si bien Armenia tiene más de 4000 años de historia, desde 1922 fue uno de los países satélites de la Unión Soviética y el martes 21 de septiembre se cumplen 30 años de su independencia de la URSS”.
Asimismo, el país que pertenecía a la URSS, ahora independiente, tiene una población de alrededor de 3 millones de habitantes y, al menos 7 millones viven en países como Rusia, Estados Unidos, Francia, Georgia, Líbano, Siria, Irán, Argentina, Canadá y Australia.
Pero muchos de sus miembros se exiliaron, en particular en Argentina, la comunidad armenia tiene más de 100 años de historia y comenzó a llegar al país alrededor de 1915 con la diáspora de sobrevivientes del genocidio perpetrado por Turquía entre 1915 y 1923, que provocó un millón quinientas mil muertes.
En nuestro territorio nacional ya alcanzó cinco generaciones y oscila entre 100 mil y 150 mil habitantes, cifra que incluye la inmigración reciente de alrededor de 20 mil personas que llegaron en los últimos 30 años, Manoukian agregó “Los armenios, incluso hoy, tememos perder la existencia, es algo que nos marcó como comunidad. Turquía todavía no reconoce el genocidio”, y agregó “En estos 30 años Armenia logró crecer y tener relaciones diplomáticas con muchos países, a pesar de la guerra desigual que comenzó el año pasado -por los ataques del país limítrofe Azerbaiyán- que produjo 6 mil muertos”, destacó.
El centro armenio que preside Carlos Manoukian está ubicado en Palermo, sobre la calle Armenia al 1300, junto a la catedral San Gregorio El Iluminador, donde también funciona un Instituto Educativo y la Sala Siranush, entre otras instituciones, clubes sociales y restaurantes de la comunidad que se concentran en la zona.
El presidente del centro armenio cuenta que es argentino descendiente de armenios. Su abuelo llegó huérfano a Buenos Aires a los 15 años en un viaje en barco de dos meses.”Él era zapatero y en el mundo se hablaba de la Argentina como un país con muchas posibilidades, donde la vida no era difícil y, sobre todo, estaba bastante lejos de donde vivían los turcos”, contó y recordó “Mi abuelo era muy agradecido con la patria que lo recibió, rezaba todas las noches y al final siempre decía ‘Gracias Argentina’”.
Por el 30° aniversario, el martes 20 de septiembre, se celebró en Sala Siranush del Centro Armenio un evento artístico cultural al que asistieron embajadores de distintos países.