noviembre 26, 2024
Cultura

Autodefensa vs falta de presencia

                                                                                        Por Silvia V  Rolandi

7 de agosto de 2021

Emociones acorazadas…te animas a enfrentarlas?

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad
Cierta conciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
Que vacían tu casa con violencia
Aún así, trata a cada huésped con honor
Puede estar creándote el espacio
Para un nuevo deleite

Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
Recíbelos en la puerta riendo
E invítalos a entrar
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como un guía del más allá.

                                                          La casa de los huéspedes / Rumi, poeta Sufi del siglo XIII

Seguramente conoces muchas personas que en apariencia lo saben todo, se ven fuertes y poderosas. Justifican constantemente su manera de actuar y no se permiten escuchar a otras personas. Pareciera que tienen control sobre cada situación

Ante ese tipo de personas ¿cómo te sentís?

Hasta cabe la posibilidad que cada uno de  nosotros  en algún  momento actuemos ese rol, haciendo de:  “sabelotodo”, “ganador”, “serio”, negador etc., etc..

En el camino de la vida muchas veces vamos poniéndonos trajes, armaduras, fuertes corazas, con la ilusión de controlar las situaciones y de protegernos haciendo las veces de murallas, para evitar el dolor que nos puede causar un mundo que puede llegar a ser “hostil”.

Sin duda el corazón intenta protegerse de “ese” dolor. La ilusión de control es solo eso, una ilusión

Es  esa muralla que construye límites emocionales hacia afuera la que también los crea hacia adentro. Al final las murallas nos hacen sentir insatisfechos con todo, la pareja, los amigos, el mundo en general, ya que todo es injusto y no se adecua a las expectativas.

Desde niños pequeños buscamos la mirada de aprobación de los adultos, de las figuras representativas para nosotros. Vamos creciendo en busca de la aprobación de otro, de permisos externos.

Buscamos” encajar” en el mundo  Así  muchas veces callamos,y  vamos escondiendo en caparazones  nuestras emociones, pensamientos y deseos.

Luego, en el camino de la vida reforzamos esa frágil estructura y nos vamos sobreprotegiendo con una fuerte coraza que nos sirve ante situaciones difíciles que nos toca gestionar.

Creemos que ese caparazón nos va a proteger del mundo exterior y vamos construyéndolo capa sobre capa, con un efecto cebolla …y esa construcción casi sin darnos cuenta nos aísla no solo del exterior, también de nosotros mismos. Muchas veces ya no sabés ni quién sos… que deseas verdaderamente.

Además cargar ese traje durante muchos años suele ser muy pesado, tanto que la coraza pasa a ser más fuerte que tu propio ser, pasa a ser figura. Y VOS….un desconocido.

Entonces ponete a pensar, las personas que parecen más fuertes se muestran así por miedo a no ser atendidas, a derrumbarse y caer en un laberinto de emociones que no conocen. Y lo que es peor no pueden “controlar”.

Ahora te pregunto, ¿todavía crees que la coraza te protege? Si es que así lo creías..¿ tenés coraza?¿cuán pesada es?¿te sirve?¿hasta que punto?

Todas  estas preguntas nos llevan a repensarnos, deconstruirnos para comenzar a transitar el camino hacia nuestro verdadero ser, ese que deseamos desde lo más profundo.

Las manifestaciones corporales de esta gran carga suelen ser enojos sin causa aparente, tristeza, decaimiento, miedos etc..

Todo lo que nos hace sentir mal necesita ser atendido, escuchado y respetado. Es la única forma de comenzar a escuchar lo que fue tapado durante tanto tiempo, hasta muchas veces apoderarse de nosotros mismos en pos del “deber “

Sin embargo el camino puede no ser sencillo, hay que tener coraje.

 Encontrar el diálogo con personas-  amigos, familia, terapeutas- que no juzguen, que nos acepten y  nos entienden nos libera de una carga demasiado grande para poder sostener por mucho tiempo. Quizá sea buen momento para liberarse y soltarlo.

Seguramente soltar capas de  protección te va a hacer sentir más liviano/a.

 La coraza se va a ir transformando en una membrana que intercambia con el mundo en forma fluida, sin dejar de sentir emociones porque ya no son peligrosas, ya no te son ajenas, son parte de vos y eso es lo que te hace especial, único.

Y en cuanto te vas descubriendo, te vas maravillando y siendo cada segundo más fuerte, sin necesidad  de corazas.

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