De los datos comunicados por el Ministerio de salud de la Nación, surgen las cifras de los contagios semana a semana. En la última transcurrida, el aumento de los casos de contagios, llegó al 54%. Lo cual comienza a preocupar y de lo cual nos debemos ocupar.
Veníamos bastante bien con la continuidad de la pandemia, parecía que se había estancado en una meseta. Con un promedio de casos que no eran muy preocupantes, porque se mantenían en el tiempo en una cifra baja. Incluso, gracias al alto nivel de vacunación de nuestra población, los casos de infectados, evolucionaban de manera moderada y poco peligrosa.
Con relativas y escasas internaciones y fallecimientos. También es cierto, que cuando los ciudadanos comienzan a relajarse, en base a la aparente disminución de la circulación del virus, se baja un poco la guardia. Se dejan de respetar algunas prevenciones, como el uso del barbijo y el distanciamiento social. Quizás, el hecho de haber alcanzado esa meseta de bajo nivel de circulación, haya ocurrido, precisamente, por el respeto que se le tuvo a la enfermedad, y los cuidados tomados para evitarla. Cuando pareciera que estaba todo controlado, surgen los rebrotes.
Esto no es nuevo. Ha sucedido en casi todo el mundo. Aquellos en los cuales, la película se estrena antes, y la pudieron ver en la premiere. No aprendemos, que debemos actuar utilizando la información previa, que se nos anticipa por los hechos que suceden primero, en otras comarcas. El monitoreo de los casos, ya no se brinda diariamente. El Ministerio de Salud de la Nación, los está difundiendo, hace un tiempo, de manera semanal. Eso estaría aceptable cuando se habían estabilizado los contagios en una cifra baja. Pero parece ser que este virus necesita ser controlado muy de cerca. Para evitar que vuelva a propagarse.
Los informes de la situación sanitaria, referidos a la semana anterior del 17 de abril, registraban 8.387 contagios. Las cifras del 1 de mayo, daban 11.443. Las del 8 de mayo, 17.646. El avance sostenido significa un llamado de atención. Debemos ocuparnos y preocuparnos. No se le puede dar ventajas. Nuevamente hay que volver al estado de alerta y prevención. Una de las razones más preocupantes, para los infectologos, es la disminución de los testeos. Hasta es posible que al no existir un testeado masivo. No comparado con las de otros países. Solamente como lo que se realizó aquí, que era menor que en esos lugares, pero mucho mayor que en la actualidad, que es casi nula.
Es posible que la realidad que genera una población testeada, sería mayor a la que se mide, solamente por los casos registrados. Muchos se infectan y transitan la enfermedad sin darse cuenta y circulan propagando el virus. Desde la OMS, alertan sobre este tema, con el siguiente informe: “Estamos asistiendo a una importante disminución de las tasas de testeos en todo el mundo, especialmente en los países de bajos ingresos, los países de ingresos bajos y medianos y los países de ingresos medios altos, donde las tasas de testeos han caído un 70, 85 y 90%”. Esos conceptos han surgido en una reunión del organismo donde se analizó el comportamiento del virus en todo el mundo.
También advierte, que es fundamental la tasa de vacunación de las poblaciones. Hay varios países con muy pocos recursos, que cuentan con niveles muy bajos de vacunación. Lo cual los convierte en una especie de reservorios de la enfermedad. Esa conformación desigual en posibilidades y recursos de algunos de los países más vulnerables, los convierten en poco vacunados, poco testeados y con malos tratamientos. Es una manera que genera un aumento de la aparición de subvariantes que preocupan, porque se disemina por el mundo. En base a estas realidades, la OMS alienta a que todos los países trabajen de manera solidaria para acabar con el virus en todo el mundo.
Ser solidarios con aquellos que no cuentan con los recursos para mejorar su nivel de vacunación y testeo. De esa forma disminuir la transmisión global. La frase que lo define y que es emanada de la misma OMS es “Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo”. Todo lo que transmite ese pensamiento, es concluyente porque no sirve de nada que los que cuentan con mayores recursos, puedan lograr altos niveles de vacunación, si en cualquier recóndito lugar del mundo, no lo pueden hacer y se siguen contagiando. Rápidamente se expande por todo el mundo. Es muy fácil, ahora el virus viaja en avión y en horas recorre el mundo. También la OMS, difunde estas cifras que revelan la propagación de Omicron y sus subvariantes, que generó muchos casos.
Pero con efectos moderados, por la existencia de la vacunación bien proporcionada, en algunos países: “Casi el 45 % de todos los casos diagnosticados de COVID-19 se han detectado solo en 2022, con 0,8 millones de muertes registradas“. Nuestra situación ante la emergencia, nos coloca en un alto porcentaje de la población vacunada. El tema está en que las vacunas van perdiendo su nivel inmunológico. Con el paso del tiempo su efecto disminuye hasta desaparecer. Por eso es vital que se continúe con los refuerzos. A medida que transcurren los meses, hay que generar nuevas defensas. De otra manera, aunque se tengan dos dosis, es como si no se estuviera vacunado.
Una alta y muy buena proporción de los argentinos, cuenta con las primeras dos dosis. Mientras no se apliquen los refuerzos correspondientes, su condición será vulnerable frente al virus. A los infectologos, les preocupa mucho la manera lenta en que avanza la aplicación de los refuerzos. Como en la relajación de las medidas preventivas. En estos momentos se están aplicando las cuartas dosis. Que es el segundo refuerzo. Todavía no aparece en el horizonte, el inicio de un nuevo esquema. Tengamos en cuenta que estas dosis adicionales o refuerzos, contienen la mitad de las dosis iniciales. Eso preocupa, mientras no aparezcan las nuevas vacunas. ¿Será suficiente con los refuerzos? Quizás mejor, que no tenerlos. La duda es si con eso alcanza para estar inmunizados.
Por Francisco Grillo
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