El Gobierno Porteño anuló la autorización de construcción para Astor San Telmo, una torre de alta gama que la empresa GCDI, ahora denominada TGLT, planea erigir en ese vecindario capitalino desde hace seis años. Con esta medida, el desarrollo quedó completamente detenido.
La compañía ratificó esta información a los adquirentes de los apartamentos, mediante una declaración a la que El Cronista tuvo acceso.
“Queremos informarles que el pasado 7 de mayo GCDI recibió una notificación por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informando la revocación del permiso de obra otorgado para la construcción del edificio Astor San Telmo”, indicó la empresa constructora, cuyos principales inversionistas son el fondo neoyorquino PointState e IRSA, para luego añadir que ” a partir de esa fecha, se han interrumpido las tareas en la obra “.
“No obstante, se encuentra en pleno trámite la registración de los planos de readecuación del proyecto presentados en diciembre de 2022 ante la Dirección General de Interpretación Urbanística (DGIUR) del GCBA y la disposición DI-2023-2186-GCABA-DGIUR del 31 de octubre de 2023, que concluyó que el Proyecto reformulado es factible desde el punto de vista arquitectónico y urbano”, agregó.
Astor San Telmo fue iniciado en 2016 con una inversión inicial de alrededor de u$s 60 millones. Estaba proyectado con una altura de 29,3 metros. Sin embargo, el Código de Planeamiento Urbano autoriza solo 22 metros en uno de sus lados (avenida Caseros) y 13 metros en el otro (calle Perú).
La promoción del proyecto se mantuvo hasta 2018, momento en el que se inició su construcción. Hasta esa fecha, se había comercializado el 70% del total. Ese mismo año también surgieron problemas legales. La organización vecinal Basta de Demoler presentó una solicitud de protección judicial, lo que desencadenó una prolongada disputa legal contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En la acción de amparo, se argumentó que los diseños aprobados excedían la altura máxima permitida, tanto en la avenida Caseros como en el frente sobre Bolívar. Se puso en duda la legitimidad del permiso de construcción emitido por las autoridades gubernamentales de la Ciudad de Buenos Aires.
A finales de julio de 2020, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario había ratificado una decisión judicial de primera instancia, la cual establecía que la construcción superaba los límites de altura permitidos y ordenaba al entonces TGLT a modificar los diseños de acuerdo con las regulaciones actuales.
TGLT, que había adquirido a la empresa constructora Caputo en 2018, impugnó la decisión de la Cámara el 4 de agosto de ese mismo año. En su apelación, alegó que dicho fallo “violaba disposiciones de la Constitución Nacional y de la Constitución de la Ciudad”. Sin embargo, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad rechazó los recursos de inconstitucionalidad presentados tanto por la empresa como por el Gobierno porteño.
El desenlace ocurrió a principios de marzo, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación emitió un fallo desfavorable al proyecto. Ratificó la decisión judicial inicial, que establecía que la construcción superaba los límites de altura permitidos y ordenaba al entonces TGLT a ajustar los diseños conforme a las regulaciones actuales.
El proyecto en San Telmo es parte de un programa bajo la marca Astor, dirigido a un público de clase alta, que varía en tamaño desde los 10.000 hasta los 30.000 metros cuadrados (m2), como en los casos de Palermo y Núñez. Sin embargo, la empresa constructora ha afirmado que, si no puede seguir adelante, el desarrollo se limitará a solo ocho pisos.
Situado en una parcela de Caseros al 500, entre Perú y Bolívar, donde anteriormente se encontraba un antiguo almacén del operador postal Ocasa, una vez completado, tendría una extensión total de 6334 m2. Hasta antes de la reciente interrupción de los trabajos, se anticipaba que el proyecto no estaría terminado hasta 2025.
Hace algunos días, este periódico informó sobre una disputa entre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y GCDI, que resultó en una pausa en los trabajos después de reuniones y comunicaciones contradictorias sobre la presentación del nuevo proyecto. Tras la confirmación de la suspensión por parte de la empresa a los compradores, la Secretaría de Desarrollo Urbano de la Ciudad de Buenos Aires también confirmó que “la obra no podía seguir hasta que no se presenten los nuevos planos”.
Por Visión Porteña
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