La responsabilidad de este proyecto recae en el Ministerio de Infraestructura, que se ocupa de su gestión y ejecución.
La Ciudad de Buenos Aires, a través de su Ministerio de Infraestructura, ha convocado a una licitación pública para llevar a cabo la edificación de los ramales Zuviría y Martí II en la región sur, cerca del Arroyo Cildañez. El monto asignado para esta obra es de $13.847.286.418,09. La apertura de las propuestas se programó para el 15 de octubre, según reporta el portal Buenos Aires Compras (BAC).
La construcción se sitúa en dos sectores: el primero corresponde al Ramal Zuviría, que inicia en la intersección de Zuviría y Oliden y concluye en Zuviría y Avenida De la Salle. El segundo abarca el Ramal Martí II, que comienza en la Avenida Directorio y Quirno, atravesando Tandil, Avenida San Pedrito, Lafuente, Primera Junta, Martí y Velázquez, hasta llegar a la Avenida Mariano Acosta. Este proyecto afecta las Comunas 8 y 9 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Las presentes obras tienen como objetivo la construcción de dos (2) ramales dentro de la Cuenca del Arroyo Cildáñez, con sus correspondientes bocas de registro, cámaras de empalme y distribución y obras de captación (sumideros). Dichas tareas contemplan: la metodología constructiva de zanja a cielo abierto, debido a que son conductos rectangulares de hormigón in situ de secciones que varían entre 1,50×1,50 a 3,50×3,00m”, expresaron.
“La finalidad de la obra en los Ramales de Zuviría y Martí II consiste en disminuir el riesgo hídrico a través de la construcción de dos conductos nuevos de gran capacidad, los cuales serán conectados a la red existente”, destacaron en el GCBA.
La reducción del riesgo hídrico mediante la construcción de dos nuevos conductos de gran capacidad es de vital importancia para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dado que la gestión eficiente del agua es fundamental para el bienestar de sus habitantes. En primer lugar, estos conductos no solo ampliarán la capacidad de drenaje de la red existente, sino que también permitirán manejar de manera más efectiva las lluvias intensas y las inundaciones, fenómenos que se han vuelto más frecuentes debido al cambio climático y a la urbanización descontrolada. Al contar con una infraestructura adecuada, se minimizarán los impactos de las inundaciones en las comunidades, lo que resultará en una mayor seguridad y calidad de vida para los ciudadanos.
Además, la disminución del riesgo hídrico tiene repercusiones económicas significativas. Las inundaciones pueden causar daños severos a la infraestructura, interrumpir el comercio y generar costos altos en reparaciones y atención de emergencias. Al invertir en la construcción de estos conductos, la ciudad no solo protege su infraestructura existente, sino que también promueve un ambiente más atractivo para la inversión y el desarrollo económico. Las empresas suelen ser reacias a establecerse en áreas propensas a inundaciones, por lo que mejorar la infraestructura hídrica podría fomentar un crecimiento económico sostenible.
Asimismo, es esencial considerar el impacto ambiental de la gestión del agua. La implementación de un sistema de drenaje eficiente contribuye a la protección de los ecosistemas locales, evitando la contaminación de cuerpos de agua y reduciendo la erosión del suelo. Esto no solo preserva la biodiversidad, sino que también ayuda a mantener el equilibrio de los recursos hídricos en la región.
Por Visión Porteña
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