noviembre 22, 2024
Medios

 Apuntes acerca de Malvinas, la inflación, el poder  y otras cuestiones

Por Ricardo Guaglianone

En esta nota, veremos porque el poder real en el país, quiere doblegar al gobierno a través de una inflación sin límites y que está en juego en esa movida, incluidas las Islas Malvinas y les damos un panorama del porqué.

El pasado 2 de abril se conmemoró un nuevo aniversario de la gesta de Malvinas con muchas recordaciones, actos provinciales y recordatorios de toda índole. Sin embargo, llamo fuertemente la atención  las declaraciones del gobierno nacional, denunciando y a la vez asumiendo, que las Malvinas se han convertido en una base  con un poderío militar inmenso, con instalaciones, armas, barcos y aviones  de última generación  como para combatir en una guerra de galaxias. Y existe apostado allì, aunque no lo haya dicho, un submarino con capacidad de ataque nuclear.

La pregunta es casi ingenua: ¿para que quiere Gran Bretaña ese formidable poderío bélico en unas insípidas islas ubicadas a 15000 kilómetros de su territorio?.

Unas islas cuyos habitantes no son reconocidos como ingleses, son Kelpers, ciudadanos de segunda categoría para la corona británica.

 La respuesta es más que obvia  solo  dando a conocer un dato: la plataforma petrolera de Malvinas se extiende hasta California y es la más rica del mundo en cantidad y calidad de hidrocarburo.

Además,  las aguas que rodean a las islas tienen una riqueza de variedad  ictícola que con un manejo y explotación responsable  es prácticamente inagotable.

 Los kelpers y los ingleses están explotando ese recurso ilegalmente desde hace décadas, cobrando licencias a flotas extranjeras para que se lleve la merluza negra, el krill y otras variedades de pescados a  los países de Europa y Asia.

El gobierno de Macri,  firmó un convenio,  el 13 de septiembre de 2016, cediendo esas riquezas a Inglaterra a cambio de nada, pero el gobierno actual, (tres años después)  le dio de baja.

 El petróleo

Desde el año 1975 se sabe que la plataforma petrolera de Malvinas llega a California. En 1974 buques oceanográficos ingleses y chilenos detectaron luego de varios años de trabajo, esta enorme concentración de este recurso.

 Para tener una idea, es la misma cuenca que los brasileros han descubierto hace apenas 8 años en pleno altamar y que están explotando con plataformas marítimas de última generación y es la que quiere explotar el gobierno nacional a 400 km de la costa de Mar del Plata.

La petrolera Falkland Oil and Gas (FOGL) anunció este año, que finalizó tareas de relevamiento sísmico  en la zona de las islas  para empezar trabajos de perforación.

 El operativo estuvo a cargo de la empresa norteamericana Noble Energy en una joint venture (unión de empresas) que incluye también a la empresa italiana Edison.

 La sociedad  Noble, Edison y FOGL,  comunicaron que  ya cuenta con 12.000 kilómetros cuadrados de datos sísmicos 3D de alta calidad.

Por otro lado, la petrolera británica Rockhopper Exploration, que descubrió reservas en aguas de las Malvinas en 2010 (yacimiento Sea Lion),  planea  otros tres pozos en el norte del archipiélago. Refieren que en los próximos años podrían comenzar a extraer miles de barriles de crudo de la región.

 El poder lo quiere todo

Si había alguna duda de si la base militar y el submarino nuclear, más aviones supersónicos  y misiles de larga distancia se apostaron en Malvinas,  la respuesta está en  la Bolsa de Valores de Londres,  donde Rockhopper anunció cuatro proyectos de exploración de hidrocarburos en   el Atlántico Sur y el yacimiento Sea Lion contendría alrededor de 300 millones de barriles de crudo, unos 40.000 millones de dólares.

Además, la empresa Nobel Energy  radicada en Houston, Texas, tiene las licencias para explorar en las aguas de Malvinas luego de adquirirlas a Falklands Oil and Gas LTD, una suerte de  tercerización de la extracción, por parte del Consejo Ejecutivo de Malvinas y su gobernador.

En su momento, la ex presidenta Cristina Fernández amenazó con iniciar juicios e impedirles realizar actividades en Argentina a los ejecutivos de las empresas que participen en esta explotaciones, pero del dicho al hecho hay un gigantesco océano de distancia, porque los intereses  unen a estas empresas en el mosaico internacional  y Argentina quiere explotar Vaca Muerta y necesita arreglos de contratos idénticos que los kelpers  hicieron y hacen  con empresas extranjeras.

Recuperar la soberanía en Malvinas, será sin dudas,  una misión muy complicada. Por este motivo hay voces  que dicen que habría que llegar a un acuerdo con los ingleses para explotar juntos los recursos.

 De quienes son esas voces?    Son las que responden a  la idea que en política se hace lo que se puede y no lo que se quiere y que la realidad  puede más que los simbolismos  (aunque hayan 700 muertos de este lado).

Esas voces  en el área política,  son de aquellos que quieren volver  en el 2023 y que además de entregar las riquezas de Malvinas,  prometen reforma laboral (anulación de derechos), reforma previsional  (volver al régimen de jubilaciones  privadas) entre otras delicadezas.

La democracia  que quiere el poder real

Cada vez que nuestro país empieza a desarrollar políticas que recomponen  situaciones económicas cuasi catastróficas,  generadas por administraciones  militares o gobiernos liberales, suceden movimientos  económicos que quieren quedarse con la renta producida, sea dinero del estado o de las mejoras económicas de la población y  los gobiernos  que defienden el  interés nacional no sirven, por lo tanto hay que desgastarlos y si se puede sacarlos. Caso concreto, el gasoducto que sale de Vaca Muerta  para generar gas en toda la nación y ser además, exportador,  Macri se lo cedió a empresas extranjeras. El gobierno actual anulo el convenio y esa explotación y sus ganancias, quedó en manos del estado. 

 El ejemplo más claro de  estas políticas predadoras contra un presidente que defiende el interés nacional, fue el gobierno de Alfonsín, quien asumió su mandato  en 1983, debiendo enfrentar  una crisis política, social y económica superlativa heredada de los militares que  tomaron  una deuda externa de 40 mil millones de dólares sin que ese dinero se haya usado para desarrollar el país (lo mismo hizo Macri).  

Alfonsín con visión de estadista,  enfrento a  un partido militar sumamente poderoso,  mejoró  los  ingresos populares y estatales, recompuso el sentido de Nación y revalorizo  la democracia como sistema de convivencia política.

Los militares habian tomado  40 mil millones de dólares de deuda que el país no podría pagar, entonces surgió el Plan Braydi desde Estados Unidos: comprar las empresas y activos del estado con los bonos devaluados de esa deuda impagable.

Raúl Alfonsín resistió estas políticas, entonces  le desataron una corrida inflacionaria que llego a la hiperinflación y con campañas de prensa lo obligaron a dejar su gobierno. El poder no perdonaa quienes anteponen los intereses nacionales a las apetencias del gran capital.

Luego de la renuncia forzada de Alfonsín, llego Carlos Menem y aplico el Plan Breydi.

 Remató las empresas del estado que se compraron con bonos de la deuda externa que eran incobrables, destruyó las fuentes de trabajo nacional abriendo la economía a las grandes potencias, entregó los recursos naturales al capital extranjero, destrozó el desarrollo científico y por supuesto, la inflación se terminó de inmediato, casi mágicamente.

 La explicación es más que obvia: dejaron tranquila a la gente que sufría la situación inflacionaria para lograr sin resistencia  el remate del país.

Solo la  democracia con estas características es aceptada por el poder económico y les importa un rabano que el país haya quebrado en el 2001 en el gobierno de De La Rua  que escapo en helicóptero de la Casa Rosada.

Aún así, el poder quiso más, entonces Duhalde que sucedió a De La Rua, devaluó el dólar en un 200% y  les otorgo la pesificación asimétrica a las grandes empresas endeudadas en dólares licuándoles sus cuentas. En 1982 antes de Alfonsín, Cavallo había estatizado las grandes deudas de las mayores empresas del país y 10 años después,  Duhalde les licua sus deudas. Este es el juego democrático que quiere el poder real.

Luego vinieron Nestor Kirchner y Cristina Fernández y reconstruyeron nuevamente todo, luego vino Macri y otra vez: deuda externa impagable, destrucción de la industria nacional por apertura de importaciones, aumento de la pobreza, entrega de recursos naturales (incluida Malvinas) entre otras cuestiones graves.

Nuevamente, a reconstruir

Cuando Alberto Fernández asume su mandato, había que generar nuevamente, puestos de trabajo, reservas monetarias, industria y afrontar una deuda impagable, mas atender una pandemia terrible y luego una guerra internacional.

El actual presidente fue propuesto por Cristina Fernández,  que en sus dos mandatos,  desarrolló  políticas públicas que beneficiaron durante varios años a la población y recuperó fuentes primarias de desarrollo como el petróleo, el agua, el polo científico, mientras que las jubilaciones volvieron a ser estatales, (fue un negocio privado multimillonario la jubilación privada), entre otras cosas.

Estas políticas fueron intolerables para el poder concentrado y comenzaron a desgastar, a carcomer la base electoral de la ex presidenta  y uno de los más poderosos instrumentos es la inflación,  porque afecta fuertemente a la población y debilita a los gobiernos.

El poder mediático

Desde que asumió Alberto Fernández, Clarín y La Nación publican diariamente entre 8 y 12 páginas donde aseguran que todo está pésimo, sean las vacunas, la economía, la seguridad o el censo. Luego esa mirada política publicada en los diarios, la toman múltiples repetidoras: los grandes periódicos de las provincias, decenas de programas de radio, todas las redes sociales, más los espacios televisivos y así van concretando la campaña de desgaste, sin pausa.

 A Alfonsín lo echaron con una hiperinflación galopante y con un desgaste diario producido por campañas mediáticas arteras, furiosas: o se retiraba del poder o venía el caos (producido por ellos mismos). Están intentando lo mismo ahora, no para sacar al presidente, sino para volver al poder en el 2023.

El arma desestabilizante es la inflación,  que está deglutiendo, a través de los sectores concentrados formadores de precios, las mejoras que produce el gobierno en la recuperación del empleo y de la renta social.

Si esto finalmente no da resultado en el objetivo, vendrán otras acciones más violentas, como ya sucedió con la muerte del Fiscal Nisman, producida  poco antes de las elecciones del 2015 que ayudo a que gane Macri el gobierno.

Que prometen si vuelven

El problema del poder concentrado (económico, mediático y judicial, con un ejecutor político que es Juntos por el Cambio),  es que no tiene límites en sus ambiciones y lo quieren todo. Por eso es inaceptable que el estado quiera la renta del petróleo de Malvinas, o de la producción de gas, que será la segunda en el mundo, ni desarrolle industria nacional suplantando  importaciones, ni hay un polo científico fuerte, ni universidades públicas al alcance de la población.

A diferencia del 2015, donde para hacerse del gobierno Macri mintió en todo lo que prometió y destruyo lo antes reconstruido por los gobiernos populares de Cristina Fernández.

En esta oportunidad dicen lo que van a hacer si asumen en el 2023: reforma laboral (sacar derechos, incluido el aguinaldo y las indemnizaciones por despidos), reforma previsional (volver al régimen de jubilaciones privadas), reforma fiscal (sacar impuestos a los poderosos, como el aporte patronal y las retenciones, reforma educativa (no más construcción de escuelas o universidades y arancelamiento de la universidad pública).

 Abrir la economía al mundo (importaciones libres de todos los productos que pueden ser fabricados por la industria nacional), regionalización del país (hacer zonas autónomas que en un futuro puedan independizarse), entregar los recursos de Malvinas  a los ingleses, entre otras cosas, (ellos forman parte de ese poder internacional).

 Por todas estas cuestiones, decimos que la inflación es el arma predilecta de estos sectores para desgastar a los gobierno que quieren incluir en la renta publica a todos los sectores y hacerse nuevamente del control del estado en el 2023.

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