Es oportuno realizar una aclaración muy importante. La religión no es lo mismo que la espiritualidad.
En las religiones hay un Dios y fieles que siguen y profesan un dogma. Los creyentes asisten a un templo a realizar la práctica en la que creen. Y así sean fervientes y responsables devotos… nunca dejarán de ser “fieles” y siempre habrá un Dios a quien alabar. Y preceptos rígidos que “cumplir”. No se cuestiona, solo se cree con fé absoluta.
Ahora bien, la Espiritualidad radica en tu interior, para manifestarla hay que alimentar a nuestra alma y espíritu, darle entidad, ocupándose de la propia sanación personal y dándole de comer a la deidad -diosa o dios- que habita en nosotros. No se frotan lámparas para que aparezca el genio que cumpla tus deseos… porque la lámpara es todo tu cuerpo, el genio sos vos y disponés de los talentos para cumplir todo lo que deseás.
Quien lleva adelante una vida espiritual activa, estimulante y elevada, practica la coherencia, y ésta es pilar de la felicidad.
La espiritualidad no inhabilita a las religiones, corren por senderos paralelos.
Y vos te preguntarás ¿por donde empiezo?, y mi respuesta será… dando el primer paso, comenzá por donde más ruido te haga, con la técnica que vos consideres es apropiada para iluminarte.
No hay recetas, no hay fórmulas, no hay ecuaciones. No es ciencia exacta.
Somos seres únicos, nacimos y se rompió el molde.
Hacé tu camino, recorré a lo largo y ancho tu proceso. Apropiate de tu Inteligencia Espiritual.
Mi Alma saluda tu Alma, Namasté.
Con afecto.
Por Noelia de la Fuente, Psicóloga Social.
Ig: @delafnoe