noviembre 22, 2024
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Abril es el mes de Malvinas: la verdad sobre la situación de las islas

Por Ricardo Guaglianone

Si de algo se ha hablado y escrito prolíficamente en la Argentina en los últimos años, es sobre Malvinas.

Los motivos de la guerra, las torturas, las donaciones robadas, el fracaso diplomático, el ocultamiento tras la derrota, el informe militar Rattenbach que condenaba a muerte a los estrategas del conflicto por traición a la Patria, las distintas políticas para conseguir la soberanía. Todo fue y es un continuo discurrir.

Nuestra mirada es que existió una operación geopolítica de alta política con una trama siniestra: los militares lanzaron una guerra pensada y organizada junto a los supuestos enemigos, para que estos tuvieran la excusa perfecta para fortificar militarmente a las islas y crear la mayor base militar de la OTAN en el mundo y controlar el sur del planeta.

Sin considerar esta perspectiva de la traición, de un juego de poder real de alta política y de las evidencias elocuentes que las islas, en una alta probabilidad, nunca se recuperen, se conmemora año tras año el aniversario de la gesta de Malvinas.

Una buena noticia en 2009

En un hecho por demás trascendente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le reconoció a la Argentina un planteo técnico de soberanía sobre la plataforma marítima apoyando una presentación realizada en 2009 que fue un respaldo en la disputa contra el Reino Unido por la soberanía de las Islas.

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) aceptó por consenso la presentación del gobierno nacional de Cristina Kirchner con respecto al límite exterior de su plataforma continental. La resolución estableció que la Argentina agrande en un 35 por ciento su plataforma marítima, es decir 1,7 millón de kilómetros cuadrados, que incluye a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur como propiedad del estado argentino.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, (el país se adhirió en 1994), determina el derecho de cada estado ribereño del mundo a fijar su límite exterior, conforme a normas técnicas y procesales. En ese contexto, la Argentina realizó su presentación en mayo de 2009.

La Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de Naciones Unidas adoptó por unanimidad las recomendaciones sobre la presentación argentina y la reconoció como un leading case, al ser nuestro país fue el primero en usar todos los elementos permitidos por las normas vigentes, resolución que le permite a la Argentina operar en una superficie marítima que no estaba hasta marzo del 2016 reconocida en el mundo como suya.

Con esta resolución, el país podría desarrollar minería, actividad petrolera y de recursos vivos sin ningún problema legal, ya que es un reconocimiento oficial sobre un territorio marítimo que incluye a las Malvinas.

La superficie argentina emergida, es decir la que no está bajo el agua, es de aproximadamente 3,5 millones de kilómetros cuadrados, y lo que está bajo el mar, incluyendo las islas, es de alrededor de 4 millones de kilómetros cuadrados.

De todas maneras, esta resolución trascendente, no cambia la disputa sobre la soberanía que seguirá su curso diplomático. Tras el fallo, Inglaterra declaro que, para ellos, las islas son británicas y los isleños quieren ser ingleses.

La verdad son razones geopolíticas

A escaso mes de haber asumido su mandato, en enero de 2016, el presidente Macri participó del Foro Económico de Davos y mantuvo una reunión con el primer ministro británico, David Cameron, anunciando que “se avanzará en vínculos de beneficios mutuos” sin mencionar a Malvinas.

El que si hablo de Malvinas fue el ministro Cameron, apenas unas horas después de esa reunión: “las Islas seguirán bajo soberanía del Reino Unido, los isleños quieren ser ingleses, no negociaremos soberanía”.

Esta reafirmación de la usurpación británica, no se basa precisamente en el deseo de los isleños. Existen razones estratégicas y geopolíticas para que Londres permanezca en las islas y la militarización de ese territorio esté en constante aumento.

Según un informe reservado revelado por fuentes periodísticas, la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant, para Gran Bretañatiene dos pistas de aterrizaje, una de 2.590 metros y otra de 1.525 metros, que permiten operar a 80 aviones de combate de última generación.

Además, los británicos tienen cuatro aviones Eurofighter Typhoon, el caza bombardeo más moderno del mundo. Sólo los ejércitos de Alemania, Italia, España y Austria cuentan con este tipo de aeronaves.

Por el lado del mar, alternan buques de ataque con el destructor HMS Edimburg, además de poseer buques de patrullaje, cañones de artillería de 105 milímetros y sistemas integrados de misiles y radares Rappier FSC/Dagger. Y aunque lo niegan, cuentan con un submarino de propulsión de energía atómica y misiles crucero Tomahawk, de destrucción masiva.

En 2014, la ex presidenta Cristina Fernández denunció la militarización del Atlántico Sur, asegurando que las Malvinas se habían convertido en una base con un poderío militar irracional.

Si había alguna duda que el poder militar de las islas está relacionado con los recursos de esos territorios, la respuesta estuvo en marzo de 2015.

En la Bolsa de Valores de Londres la empresa Rockhopper que tiene cuatro proyectos de exploración de hidrocarburos en aguas del Atlántico Sur, aumentó notablemente el valor de sus acciones, apenas se conoció públicamente el incremento de la presencia militar en las islas. Además del tema económico, desde Malvinas se puede controlar el pasaje interoceánico, incluidas las costas africanas y permite a futuro, el reclamo de dominio sobre la Antártida por proyección territorial. Por estas razones geopolíticas y económicas, los ingleses no van a negociar nada.

El petróleo

Esta certificado y documentado, que la plataforma petrolera de Malvinas se extiende hasta California y es la más rica del mundo en cantidad y calidad del hidrocarburo.

En 1974 buques oceanográficos ingleses y chilenos detectaron, luego de varios años de trabajo, una enorme concentración de este recurso. Es la misma cuenca que los brasileros han descubierto hace apenas ocho años en altamar y que están explotando con plataformas marítimas de última generación. Los ingleses están perforando la cuenca norte de las islas y esperan sacar unos 293 millones de barriles en 25 años.

El fallo de la ONU, reconociendo la nueva extensión continental de Argentina, por primera vez en el largo conflicto, hace ilegal estas extracciones y reconoce explícitamente, que todos los recursos económicos de la zona son argentinos.

Es tan grande la riqueza petrolera en el lugar, que también la Falkland Oil and Gas (FOGL) en 2015 finalizó tareas de relevamiento sísmico en las islas para empezar trabajos de perforación en la búsqueda de hidrocarburos, asociada a la empresa norteamericana Noble Energy en una unión de empresas que incluye a la empresa italiana Edison.

Otra empresa británica, Rockhopper Exploration, descubrió reservas en 2010 en el yacimiento Sea Lion que contendría alrededor de 300 millones de barriles de crudo.

La pesca

Otra de las razones económicas para no negociar nada de parte de los ingleses, es la riqueza ictícola que guardan las aguas que rodean las islas, un negocio exorbitante. La captura en 2014 fue de 264.600 toneladas de pescado y el promedio actual es de 213.500 toneladas anuales. El total anual de la pesca en Argentina no pasa las 900 mil toneladas.

Los kelpers y los ingleses explotan este recurso otorgando licencias a flotas extranjeras para que se lleve la merluza negra, el krill y otras abundantes variedades hacia los países de Europa y Asia.

Habitualmente hay centenares de barcos pesqueros trabajando en la zona de Malvinas que capturan 142.400 toneladas por año de Illex squid (Illex argentinus), conocido comúnmente como calamar, que tiene un valor de 1200 dólares los mil kilos. Entre el 60 y el 70 por ciento de los ingresos de los isleños provienen de licencias de pesca que rondan unos 40 millones de dólares de ganancias.

La Antártida

La cercanía de las islas al continente blanco es un aspecto para dimensionar las posibilidades reales de lograr el control de las islas por parte de Argentina. Decimos las islas, porque el conflicto es por todas las islas: las Sándwich del Sur y Georgias del Sur más su proyección de 350 millas náuticas que representa un gigantesco territorio marítimo.

La cercanía con la Antártida se inscribe también en el nuevo Derecho del Mar reconocido por la ONU en marzo de 2009, que aumenta la extensión territorial argentina en la zona Antártica y el dominio marítimo a niveles superlativos.

Inglaterra ya pidió a ese organismo, por proyección de millas marítimas, la propiedad de los mismos territorios antárticos que reclaman Chile y Argentina.

Estas razones son muy poderosas para que en las islas este instalada la mayor base mundial de la OTAN.

Pero hay que agregar otra razón, no menos relevante, que tiene que ver con el plan de Estados Unidos para dominar militarmente las zonas donde no tiene mucha relevancia su poderío bélico.

Esa base de la OTAN forma parte del cerco para Suramérica establecido por el imperio para servir de apoyo a la IV Flota norteamericana que reactivó hace unos años, con la idea de controlar el Caribe, Atlántico Sur, Pacifico Sur y Antártida en colaboración con Europa. Este acuerdo está plasmado en lo que se llamó el Pacto de Lisboa.

Allí se acordó que las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur son territorios de ultramar de la Unión Europea, por lo tanto, esa base de la OTAN está inserta dentro del plan global de dominio mundial del imperio americano junto a las principales potencias europeas. El principal aliado de Inglaterra en la guerra de Malvinas fue Estados Unidos, que le proveyó información satelital del movimiento de tropas argentinas en las islas.

A pesar de los discursos altisonantes, recuperar la soberanía en Malvinas, será una misión casi imposible.

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